Mis últimos blogs tienen relación con éste, constituyéndose
en un paradigma que, gracias a los elementos astrológicos, conforma una visión
complementada desde el análisis antropológico y espiritual de la realidad
profundamente cambiante a la que estamos abocados en este siglo XXI.
Conciencia de Unidad
Todo aquello que tocamos con nuestros pensamientos, palabras y actos tiene una resonancia. La conciencia de unidad, un eje conceptual que atraviesa todos mis escritos, ha crecido en la medida en que nuestra cosmovisión se ha ampliado debido a dos tendencias paralelas: la búsqueda espiritual frente al exceso de lo material y el rescate de la energía femenina frente al exceso de energía masculina en nuestra sociedad. Gracias a la tecnología del internet y a los descubrimientos científicos que han respaldado antiguos conocimientos, la ciencia y la espiritualidad han confluido como los hemisferios del planeta, como los hemisferios cerebrales.
Como principio universal, la conciencia de unidad alude a la Ley del Uno. La dimensión humana nos permite evidenciar la interdependencia de todo lo viviente. Gaia es la concepción de un planeta vivo, palpitante, conectado y consciente. La energía es su lenguaje.
Varias
son las encrucijadas que experimentamos en estos tiempos. Desde lo ambiental a
lo social, el deterioro de ecosistemas y la fragmentación del tejido social, un
sistema político neoliberal dominante que genera una exacerbación de ánimos
polarizados, distinguen la época actual a nivel global.
Y varias son también las paradojas. Así como existe la brecha entre modos de sentir y concebir la realidad, también hay congruencia en las avenidas de pensamientos de conglomerados distintos; así como las posturas ideológicas nos diferencian también hay confluencia en puntos comunes y pertinentes a todos. Así como hay prácticas nocivas y perjudiciales también hay caminos de sanación y de equilibrio.
La conciencia de unidad se expresa como la capacidad humana de concebirse en totalidad, en relación con su entorno natural y social. La cosmovisión de nuestra identidad planetaria reconoce en su universo local la presencia e influencia de astros cuyos patrones energéticos nos determinan tanto como lo hace la genética y la cultura. La astrología ha sido por milenios un instrumento esclarecedor para entender los comportamientos humanos individuales y colectivos como lo han sido las ciencias sociales (antropología, sociología y psicología) y gracias al protagonismo actual de los planetas transpersonales en nuestro universo local, tenemos las claves para entender nuestro proceso actual y su proyección futura.
El llamado de lo transpersonal consiste en despertar al sueño colectivo como humanidad en conciencia de unidad. Nos ofrece una perspectiva multidimensional que es urgente para entender lo que hoy en los círculos espirituales se conoce como Ascensión. Este proceso de ascensión se refiere a la posibilidad del humano actual de hacer la transición en este mismo estado corporal de la tercera a la quinta dimensión*, es decir, de la dimensión dual regida por el ego (visión separadora) a la dimensión del amor donde se resuelve la dualidad, se acepta la polaridad y se funde en la unidad. Es un proceso de elevar la conciencia, un proceso de evolución espiritual.
Es preciso actualizar la noción de espiritualidad que tenemos hoy y que se asocia a la Nueva Era de Acuario. La más popular es una versión individualista basada en la manifestación de los sueños de abundancia, amor y paz interior con decretos personales. La que los tiempos están requiriendo es una apertura a la comunión de ideas y fines colectivos, en tanto dependemos unos de otros en las redes económicas y sociales. Necesitamos aprender a ser más intuitivos y atentos a las señales que los tiempos y los astros nos muestran. Tenemos constantes señales de sincronías, causalidades, convergencias e intervención divina. Estos aspectos son definitivamente una manera de lo transpersonal de operar en el reino humano para poder constatar la realidad multidimensional que nos ofrecen los tiempos y que la física cuántica ya ha planteado. El planeta como la naturaleza, es en sí, transpersonal.
Lo que nos dice la Astrologia Humanista y Evolutiva
Retomemos entonces los aspectos astrológicos que marcan una nueva era a diferencia de una era que muere y que han sido mencionados extensivamente en las anteriores entradas del blog.
En primera instancia, las eras son configuraciones astrológicas que corresponden a los doce arquetipos del Zodiaco y en este momento, para el planeta Tierra, la era de Piscis concluye y la era de Acuario comienza finalmente.
Debido al ciclo de precesión de los equinoccios, las eras astrológicas de 2.160 años cada una, estarán regidas por determinado elemento de acuerdo al signo zodiacal en que sucede el equinoccio vernal y que marca la energía de inicio que perdura en el tiempo de la era (agua para Piscis y aire para la era actual de Acuario). Este ciclo no solo es un fenómeno astronómico, sino que se constituye en un reloj cósmico que para las tradiciones egipcia, griega y vedanta, marcaba cambios espirituales, culturales y de conciencia.
Astrológicamente, la conjunción de los planetas Júpiter y Saturno en el signo de Acuario en diciembre de 2020 marcó el fin de una etapa de 200 años en el eje tierra-agua y el comienzo de otra, influenciada por el eje aire-fuego, de una duración también de 200 años que, junto al ingreso de Plutón en Acuario en 2024 y Urano en Géminis en el 2025 (Acuario y Géminis, signos de aire), señalan el cambio de foco de la fuente de lo material, la extracción y la posesión, la represión y el abuso, la rigidez y las limitaciones de instituciones, con sus jerarquías y burocracias de Plutón en Capricornio, las creencias absolutas de las religiones de la era de Piscis a la fuente espiritual, la conexión cuerpo-mente-espíritu, los derechos individuales, la defensa de la comunidad, la distribución, la creatividad, la flexibilidad, la independencia y necesariamente, la tan mentada resiliencia.
Actualmente los transpersonales están en proceso de transición de un signo a otro lo que conlleva eventos energéticos de sacudida por el hecho de ser energías en proceso de definición, dejando unas influencias y recibiendo otras ya que los planetas conjugan su función con las características del signo que transitan. Así es como Neptuno y Saturno que están ahora de la mano (en conjunción), estén cambiando de la energía mutable de Piscis donde se encontraban por un largo periodo de tiempo a la energía cardinal de Aries, constituyendo un paso iniciático, ya que el circulo zodiacal protocolario termina en Piscis y se reinicia en Aries, siendo éste el comienzo del año astrológico, el momento del equinoccio vernal. Urano, a su vez, acaba de salir de Tauro, signo tierra fijo, para entrar en Géminis, aire y mutable.
En este momento todos los transpersonales están en retrogradación, (como se observan desde la Tierra), lo que implica un estado de latencia en su influjo. Este tiempo previo nos permite un tiempo de revisión y de introspección, un tiempo de preparación personal ya que a partir de febrero del 2026 se comienzan a mover a los signos donde van a permanecer por largo tiempo.
El año próximo será un año clave, un año bisagra, Neptuno y Saturno ya estarán en Aries (fuego cardinal) y junto a Plutón en Acuario (por 20 años) y Urano en Géminis (por 7 años) serán protagonistas de este universo transpersonal por el resto de la década. Los tres transpersonales Plutón, Neptuno y Urano, están ya formando una geometría conocida como trígono que es un aspecto armónico, una relación de colaboración que facilita la canalización de las energías de cada planeta pero que a la vez tendrá desafíos según se posicionen los demás planetas en las distintas casas o ámbitos de expresión de los signos que transitan.
El protagonista de este proceso de conciencia es Aries, primer signo astrológico, de energía activa y cardinal, encarna el rol del individuo como actor y protagonista en su ámbito social, en su conciencia de pertenencia al todo, en la asimilación de su papel como gestor de una nueva era de activismo espiritual, de iniciativa personal. Saturno representa la estructura, los cimientos, la normatividad, los límites. Neptuno, la conciencia colectiva, potencia nuevos paradigmas, representa las fuerzas de la naturaleza y del destino, expande los limites y abre nuevas fronteras. La intención evolutiva de Neptuno es liberar al oprimido y al hacerlo, exacerba el autoritarismo y provoca fragmentación y separatismo. Neptuno erosiona las estructuras saturninas con la energía de Aries y a la vez, Saturno limita la expansión libertaria de Neptuno: energías que se unen para una intención conjunta y necesaria en elevar la conciencia a su plano de unidad.
*“Las dimensiones existen en un universo transpersonal, en un universo global, en un universo que trasciende la linealidad del tiempo y la ley de causa-efecto. Con el descubrimiento de la física cuántica, la mente humana actual entiende su poder de alterar la realidad con su capacidad creativa, su capacidad de resiliencia, su poder de autogestión, con el hecho mismo de ser consciente” C.C-M
* El ciclo de precesión de los equinoccios es un movimiento lento y constante de la Tierra que provoca que la posición de los equinoccios (los puntos donde el Sol cruza el ecuador celeste) cambie gradualmente a lo largo del tiempo. (en total, el ciclo de precesión de los equinoccios dura 26.000 años).Portal del León
Le
hablo al alma, a aquella que sabe y espera que recuerdes. Entre ella y tú, está
el espíritu como energía luminosa. Esa energía la lleva el fuego como eclosión
consciente de nuestro poder. El aire se ocupa de expandirla a las fronteras de
la mente. Estos son los tiempos de entender nuestro ser multidimensional.
Gracias a la influencia de los planetas transpersonales que están en una
transición importante entre signos, estamos siendo configurados como especie.
Por eso hay tanto desorden, enfermedad, incoherencia y contradicción. De
grandes desafíos el ser humano se ha valido para la transformación de su
existencia individual y colectiva, y ahora se nos pide como humanidad realizar
actos de una conciencia superior porque hemos alcanzado la capacidad de dominio
y poder que tiene una conciencia elevada gracias a los alcances materiales y
espirituales de las culturas del mundo.
Pero en todo desafío hay claroscuros que en estos
tiempos nos afectan a todos. La paradoja está en que cada ser humano debe saber
alinearse para enfrentarlos como guerrero de la luz, de la conciencia que
permite darnos cuenta y actuar en consecuencia.
Ese guerrero es Marte, ahora en Libra, en trígono con Plutón
y en oposición a Neptuno-Saturno, con el Sol en Leo opuesto a la Luna en
Acuario ( momento de Luna Llena). Es él, el corazón que palpita en vibraciones
auténticas y luminosas, generando la tensión suficiente para que se libere la
fuerza transmutadora y en trígono con Urano en Géminis, nos estimula a una
comunicación brillante que nos coordine en pensamiento y acción.
No nos podemos quedar atrás de lo que demandan los
tiempos porque son de cambio y transformación y así mismo, nuestras vidas deben
asumirse, despojándonos de lo inservible y repetitivo, de lo que nos enajena y
entretiene para no ver, no sentir, no pensar. Es el tiempo de estar más
despiertos, más vivos, más presentes.
La estabilidad que se crea entre los planetas
transpersonales en esa configuración conocida como el pequeño gran trígono (Plutón,
Urano y Neptuno) tiene la cualidad de mantener una relación que propende hacia
la resolución porque el cielo nos guía, sin embargo, a nosotros nos corresponde
responder con la altura que los tiempos exigen.
¿Qué aspectos de nuestras vidas tenemos que
desenmarañar? ¿Cómo podemos apersonarnos de lo que nos corresponde? Encontrar
las señales implica hacernos las preguntas. Estar abiertos para recibirlas es
soltar prejuicios, prevenciones y limitaciones, muchas de ellas autoimpuestas.
Mirar hacia adentro más que señalar hacia afuera es una manera más responsable
de asumir nuestro destino.
La naturaleza nos reclama y a la vez nos sorprende con
su belleza. Es la invitación a sensibilizarnos para actuar con amor y pasión.
La evolución del planeta, de plantas y animales, hacen parte de la misma ruta
evolutiva, y así seamos viajeros estelares viviendo una experiencia terrenal, estamos
aquí, somos uno con todo.
Hay que asumir responsabilidad ante la noción
equivocada de que hay abundancia para el que la visualice, proyecte y trabaje para
si, cuando lo que hay es abuso y desuso, exagerado consumo, desigualdad e
injusticia social. Tenemos que trabajar por una sociedad equilibrada empezando
por ser más justos con el planeta, con la explotación de sus recursos no
renovables, con el compromiso con las nuevas generaciones humanas y no humanas.
Urano en Géminis y los otros grandes transpersonales están
entrando a nuevos signos y estarán saliendo y entrando de nuevo, hasta febrero
del año entrante cuando ya asumen sus funciones en esos signos de aire (Géminis
y Acuario) y fuego (Aries). Mientras tanto, nos dan un compás de espera para
ubicar nuestro propósito ante la verdad que se nos dibuja claramente: ¿en qué
lugar de la historia quieres estar?
Las fuerzas antagónicas de pensamiento definen
acciones que podemos elegir siempre y cuando nos alineemos con la verdad
interior. Esa verdad tiene una luz propia, un espacio de acción subjetivo como
objetivo, un abanico de posibilidades que puede llegar a ser abrumador para
algunos. Sin embargo, la verdad es solo una, la que responde a una intención
auténtica que está en el alma, no en el ego. Saber estimar y evaluar el
desenlace tiene que ver con la propuesta de las energías divinas que se
proyectan en el cosmos. Lo transpersonal implica coordinarnos con lo que esta más
allá de nuestro mundo personal, conjugarnos con ese entorno social y natural,
con lo colectivo. Porque allí se están definiendo líneas de acción que
posibiliten y garanticen la vida en el planeta de manera amable y solidaria.
Cada uno tiene su grano que aportar a esta siembra de conciencia, partiendo de
si mismo, de su coherencia interna, de su ejemplo en el exterior.
¿De qué otra manera puede haber equilibrio? Ese que
tanto nos está haciendo falta para regular las energías que estos años van a
requerir, para así poder surfear los tiempos cada vez más enfáticos en pedirnos
soluciones y caminos evolutivos.
No serán tiempos fáciles. Necesitamos apuntalarnos
frente al tornado, anclarnos frente al tsunami, protegernos durante el ajuste
telúrico. Aún así, un guerrrero del nuevo tiempo requiere arrojo y valentía
para enfrentar la incertidumbre. Por ello se afianza en su verdad como escudo y
como arma.
Ese guerrero es Marte en Libra. Estamos transitando el
Portal del León y la configuración astrológica no puede ser más propicia.
La luna llena en Acuario de este 9 de agosto se une al
matrimonio de Venus y Júpiter en Cáncer, a la conciencia marciana que en Libra
nos invita a la armonía y al balance con nuestros ideales y escala de valores,
guiándonos a tomar responsabilidad de nuestras acciones para una mayor
integridad personal y alinearnos así con nuestro verdadero ser. Mercurio en Leo,
aún retrógrado, también nos sugiere la escucha interior y la reflexión. Y
finalmente el Sol en Leo, regente de este portal de luz, nos invita a proteger
y defender nuestros derechos individuales de la presión social y encontrar
nuestra creatividad única, nuestra autenticidad con fortaleza y coraje para
estar en correspondencia con quienes somos realmente y lo que estamos abocados
a hacer en estos tiempos de cambio y transformación.
Esta luna y estos meses que nos quedan antes del 2026
son únicos para elevar nuestras intenciones y soltarlas con confianza, siempre
y cuando estemos en coherencia y seamos auténticos.
“La Era está pariendo un corazón, no puede más, se
llena de dolor” …Es un nacimiento colectivo, es una nueva humanidad la que
habrá de emerger y es la razón por la que encarnamos en esta vida, pues tenemos
algo que aportar, dando y a la vez sabiendo recibir cada desafío personal y
colectivo que se asoma a nuestra puerta.
“Y hay que acudir a ella si es preciso, para vivir…” y
asumir a conciencia el ciclo de la Vida/Muerte/Vida!
Frases de la canción La Era esta pariendo un Corazón del cantautor Silvio Rodríguez