domingo, 13 de julio de 2014

EL JUEGO DE LA POLARIDAD

Para muchos trabajadores de luz, nos encontramos ad portas de la Ascensión. Sin embargo, la caracterización de estos tiempos no es precisamente la de observar este fenómeno en nuestros congéneres o en nosotros mismos. De hecho, cada uno enfrenta sus propios obstáculos en un camino que llamo camino espiritual por tratarse de la realización del individuo en este aspecto trascendental de su existencia aquí y ahora en el planeta.

La Ascensión es un proceso lento que conlleva tiempo y es fundamental entenderlo como proceso pues el advenimiento del 2012 marcó una etapa, un comienzo que para muchos fue mal interpretado como un final. Ha habido y habrán muchas etapas que algunos canalizadores de la Nueva Energía distinguen pero para el común de las personas, las que trabajan a manera consciente en su propio ser, no es tan fácil comprender la evolución a esa escala. Más determinante es evidenciar aspectos de la instalación de los llamados códigos de luz, en su cotidiano devenir en ese compromiso de mantenerse en el camino. Sin embargo, la palabra compromiso sugiere un deber, una tarea y lo espiritual no merece ese enfoque porque no es un asunto de la persona sino del alma. El alma tiene asuntos por resolver pero la vida se encarga de develárselos con el solo hecho de mantener la disposición de contemplarse y conocerse a si misma.

Los obstáculos en el camino, se asumen como desafíos bienvenidos en la ruta porque ya no se ven como dificultades sino oportunidades para hacer lo básico: observarse. Este mirar hacia dentro, este darse cuenta señala la predisposición a revisarse y cuestionarse pero sobretodo, a aceptar que solo la mirada interior nos inicia hacia la evolución consciente porque te permites explorar en la imagen que proyectas, el lenguaje de tu sombra.  A partir de ese mirarse se accede a  la liberación de todo aquello que  nos hemos impuesto en forma de pensamientos y pautas de comportamiento y asi vamos desnudándonos para reconocernos en nuestra esencia divina y poderosa.

Pero este es un proceso que aunque se acelere en los tiempos únicos que atravesamos como planeta y  sistema solar, toma años. Años que pueden ser días para el alma que viene a cumplir este contrato de evolución y liberación. La Ascensión puede corroborarse en los fenómenos que se presentan en la evolución colectiva de la humanidad como una mayor conciencia de unidad. Pero aún prevalecen situaciones muy marcadas por la vieja energía que señalan el camino entre dos mundos, el que se muere y el que nace. Por más portales que atravesemos alineados a los momentos cósmicos, debemos de entendernos en nuestro proceso muchas veces ambiguo y confuso, en nuestros desfases, en nuestros desequilibrios. Al igual que sucede con el mundo de afuera, nosotros que nos hemos definido como trabajadores de luz, también estamos abocados a los desbalances que provoca esta disminución del campo electromagnético en su vibración y resonancia.

Encontrar el punto de equilibrio para atravesar estos tiempos, mantenerse centrado y alineado tiene mucho que ver con una actitud abierta a vivir cada día, atento y en lo posible, sin juicios. Aún asi, nos dispersemos y caigamos atrapados en las redes de la vieja energía con sus ideologías y pautas de comportamiento, cada vez nos demoramos menos en darnos cuenta y aprendemos con cada traspiés lo que nos dice cada situación. En las relaciones con los demás es donde mejor nos percatamos de este aspecto pues allí nos exponemos a diario como los seres que vamos siendo y dejamos de ser.

La vivencia de la polaridad en este mundo de la tercera dimensión nos posibilita mirar las dos caras de las cosas, de los hechos, de las personas, de nosotros mismos : a través de la vida aquí y ahora, la que tenemos definida por las elecciones que tomamos, los lugares donde vivimos y los que visitamos, las personas que nos rodean y con las que nos relacionamos, la cultura en la que estamos inscritos y en la cual de una u otra forma,  seguimos determinados por  su sistema económico, político y social. En ese entorno en el que nos desenvolvemos es donde ponemos en práctica el ser espiritual que vamos definiendo en esa mirada interna que puede llevarnos a entender cada cosa que vivimos como lo que nos corresponde vivir.

La polaridad es un juego bastante positivo para el que lo asume sin juicios y con la actitud del que aprende a jugar y a dominar el juego con el objetivo no de ganar, sino de superar esa etapa que solo se consigue cuando, como buen jugador, se enfrenta y se vive. Vinimos a aprender y toda experiencia es válida.

En Colombia hemos jugado a la polaridad en la política y en el deporte en este año que transcurre. Los candidatos enfrentados a ser presidentes para el próximo periodo ocuparon bandos opuestos y las personas se alinearon con ellos de acuerdo a sus ideas e intereses. La maquinaria política, la abstención y otros fenómenos comunes del proceso electoral actual fueron aspectos paralelos e influyentes pero lo más destacado fue la marcada oposición que generaron los unos contra los  otros, develando así la tendencia a la polarización, es decir a los extremos marcados donde los tintes medios no eran lo que sobresalía. La segunda vuelta demostró con más claridad el sentido ideológico de las alianzas y el tema de la paz que aparentemente era motivo de diferencia, demostró que los conceptos se trastocan cuando la polaridad se agudiza. Para lograr la paz se hace la guerra, es una de esas paradojas que la polaridad misma produce. Muchas personas que mantenían posturas apolíticas terminaron tomando partido y hasta  escritores cuyos planteamientos solían mantenerse justificados en posturas políticas definidas, sorprendieron al cambiar, utilizando con la misma fuerza y convicción, ideas opuestas. Tanto los medios oficiales como  las redes sociales hicieron gala de una ¨opinionitis¨ aguda que acompañó la campaña presidencial de principio a fin y de la cual muchos no pudimos escapar.

En el fútbol, ha sido igual. La selección colombiana despertó como nunca un fervor patriótico cuya abstención no se notó, por el contrario, ya hay más intelectuales defensores del fenómeno del fútbol como algo positivo y no como un juego estúpido: ¨El fútbol es popular porque la estupidez es popular¨, decía Jorge Luis Borges. La intensidad emocional por ver ganar a la selección en los octavos de final y la fiebre que generó al enfrentarse a Brasil en la propia casa del anfitrión del Mundial 2014, son hechos que señalan unidad por la identidad que despierta en el país pero a la vez genera polaridades en el enfrentamiento y la competencia con otras tantas selecciones y su hinchada. Igualmente, las naciones americanas inclinaron la balanza tradicional y lograron en principio imponerse a las europeas, generando una inversión de la polaridad muy típica en cuanto a que en el juego de la polaridad, cuando se fuerza hacia uno de los opuestos, no se resuelve, más bien, se invierte.

De esta manera se expresa la ley de la polaridad que gobierna nuestra dimensión de conciencia. El jugador es el EGO que otorga valor a los opuestos que se enfrentan. Opuestos que son complementarios ya que no podemos explicar el uno sin el otro. La tendencia hacia la izquierda genera la misma tendencia hacia la derecha, como en el juego político. La atracción hacia un equipo de fútbol hace que haya otra hacia otro equipo y así, sucesivamente, la polaridad se manifiesta en nuestras vidas, tanto en el exterior como en el interior. Lo que está afuera no suele ser otra cosa que lo que proyectamos desde nuestro interior. Y aún más, lo que juzgamos en los demás puede ser lo que no aceptamos de nosotros mismos, por eso se le llama la sombra. El dominio del ego es la mente racional. La razón se basa en juicios de valoración y la discusión no termina porque la verdad está dividida. Y por fuerza del juego de la polaridad, toca los terrenos de la irracionalidad, expresa todo su contenido en la emocionalidad y demuestra que la conciencia de polaridad toca a su fin cuando sus extremos se tocan porque ya no se distinguen. Así es como se resuelve y es allí donde debemos ubicamos para entender que el juego de la polaridad se da para que lo entendamos y lo superemos. Aprendiendo de qué se trata, de esa manera lo trascendemos y podemos continuar atentos y más despiertos a lo que nos va llegando por correspondencia.

Ese es el trabajo de la luz que nos lleva a la conciencia de la unidad. La oscuridad se manifiesta cuando caemos en la trampa del juego de la polaridad.  Pero la conciencia de la unidad es lo  resultante cuando podemos observar sin perturbarnos, los opuestos como conceptos que definen el mundo de la dualidad.

Y podemos entonces, situarnos en un punto de equilibrio que nos permita dar un paso más en la comprensión de las leyes que rigen esta dimensión. La Ascensión se logra en el avance de la conciencia que resuelve la dualidad cuando la vive y la supera. Está bien para aquellos que elijan aislarse para construir su utopía de com-unidad, para alimentar la nueva energía, para consolidar proyectos de vanguardia para un mundo nuevo. Pero la mayoría de seres despiertos están aquí y ahora en el juego de la polaridad y es allí donde aprenden y enseñan con su ejemplo, a jugarlo!

Recordemos que: Cuando no quieres ganar, nadie te derrota!
















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