lunes, 28 de enero de 2019

EL NUEVO TIEMPO


Seguimos caminando entre dos mundos, uno que se disuelve, otro que se instala…

Desde que terminamos de cruzar la Via Lactea según las profecías mayas, las más conectadas a los eventos de cambios energéticos de eras terrestres, el tiempo ha estado “detenido” en el alma de los humanos que han iniciado su ascensión. Ese aparente detenimiento ha sido una forma de recalibrar los acelerados tiempos de evolución del alma colectiva e individual con una mirada más profunda y centrada en el individuo y la relación con su entorno familiar y local para ganar mayor conciencia de sí mismo. A partir de ese trabajo interior de los seres conscientes de su camino hacia la luz de la era dorada que se acerca, podemos ya vislumbrar de qué se trata todo este devenir desde el 2012 en adelante.

¡Y si coincidimos en lo que voy a expresar es porque realmente estamos conectados al proceso que describo ya que gracias a esa mirada interior que hemos ganado en estos años, podemos compartir y apoyarnos unos a otros, sembradores de luz de estos tiempos!

Lo primero que salta a la vista es la magnitud del antagonismo entre las fuerzas oscuras y las luminosas. Lo que revierte en la dislocación de un mundo que cae por su propio peso. Diría que lo que llamamos corrupción es lo más generalizado en el planeta y señala la oposición entre la verdad y la mentira, el engaño y la falsedad del comportamiento de muchos siervos del sistema económico mundial que sume a los humanos que se sirven de él en un estado de angustia perpetua por llenar sus requisitos disfrazados de bienestar.

De allí, estriban las nacientes y en muchas partes ya, consolidadas redes de apoyo de un estilo de vida sano y respetuoso con el medio natural y con la salud individual. Un estilo de vida que se difunde gracias a la enfermedad que produce el sistema en que habitamos. Un estilo de vida que recupera las relaciones solidarias con los demás y con la naturaleza. Un estilo de vida que tarde o temprano nos empodera para ser conscientes de que cada cual tiene la facultad de crear la vida que merece su ser más profundo, su esencia divina encarnada, que es tanto su intención como su verdadera misión, y le permite trascender su pequeño mundo personal proyectándolo hacia la conciencia de unidad. Hacia aquello en lo que debe consagrar su energía si de verdad queremos un mundo más justo, más libre y más amoroso.

Vamos dándonos cuenta de que la vida tiene su sabiduría y de que solo por el hecho de permanecer alertas podemos entender lo que nos pasa o al menos aceptarlo, confiando en que allí hay una enseñanza que se irá develando. El asombro surge cada vez que reconectamos con la verdad de que la vida tiene un propósito y no es algo al azar. Estamos donde tenemos que estar; hacemos lo que nos toca hacer.  A medida que tomamos responsabilidad de lo que vivimos aprendemos a soltar lo que no nos sirve.  Y así el viejo mundo va desapareciendo, dando paso a uno nuevo como posibilidad de sembrar la luz y la verdad porque ha llegado el tiempo de que esto suceda. Un tiempo anticipado en las diversas profecías que tienen en común una base astronómica: la precesión de los equinoccios. La red planetaria está siendo activada por los seres de luz, maestros ascendidos del planeta, vectores de otros mundos como las Pléyades, ancianos estelares que nos hablan. Los códigos de luz engendrados en los albores de la humanidad se disparan y las almas que los reciben son los nuevos humanos que elegimos despertar en esta conciencia crística. Con intuición y sabiduría participamos individual y colectivamente en esta ascensión planetaria haciendo reunión, ritual, oración y meditación.

Todo está en su lugar para apoyar este cambio de era. Pronto este trabajo dejará de ser arduo e implicará menos sacrificios y mayor placer. Se hará de manera natural. Hemos trabajado por tanto tiempo ya domesticando nuestro ego y mucho tiempo atrás conectados a la Fuente de todo lo que existe! Por eso ahora será cada vez más sencillo: despertar es recordar! Y es asi como la luz solar a nuestros ojos aparece renovada, como las fases de la luna retoman su protagonismo y los eclipses, notoriedad. Celebramos los cambios cósmicos porque en ellos leemos el significado del verdadero tiempo: la verdad del tiempo yace en recuperar el ritmo biológico, el movimiento natural de nuestro entorno.

Esta activación o actividad divina es femenina porque es lo que permite que haya nacimiento y creación: la mujer pare los humanos, la Gran Madre pare los mundos. Y así mismo perdona las creaciones erradas. Toda madre puede sentirse absuelta de sus engendros, de sus falencias: la responsabilidad es también de los hijos, de los caminos que eligen como almas que saben cuál es el sentido de este tiempo al que han venido.

Este nuevo tiempo va llegando como un susurro. Estamos en medio del ojo del huracán observando cómo se desenvuelve la espiral acelerada de la dualidad, el conflicto a nuestro alrededor. Pero ya no hacemos parte de él. Ya podemos constatar su invalidez, su sin sentido. Seguirá disolviéndose y algunos permanecerán forcejeando, sin embargo, se irá yendo suavemente y la energía se distribuirá de nuevo en luz y en verdad.

Entramos en un mundo desconocido, quizás olvidado, para el cual estaremos siendo guiados. De allí, la confianza y la fe requeridas para cruzar los puentes de arco iris que se vislumbran y se tienden y estiran a nuestro paso. De manera sutil, vamos dando los pasos a medida que soltamos con mayor facilidad el peso ilusorio del pasado.

Este mundo que creamos a conciencia es un mundo de respeto, verdad, honor, luz, amor, armonía, paz, abundancia e integridad! Acompañados por nuestro ser superior, nuestro guías y maestros, ángeles y ancestros, cada vez más complementados gracias a las intenciones puras con las que nos vamos identificando.
El nuevo programa se va instalando en la memoria colectiva de muchos, en unos más consciente que en otros, en cada uno a su tiempo.
Es tiempo de compartir con almas afines para sentir el soporte y el afecto de la nueva hermandad planetaria.

Inspirada por Aluna Joy Yaxkin
Cristina Cuevas-Mohr *Gayara, el Aguila Renaciente
Enero 25 de 2019 D.C.


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