Lectura de un ensayo de Riane Eisler: The Long
Journey Home: Reconnecting with the Great Mother, 1990
En pocos días tendremos una luna
llena en Capricornio en este signo zodiacal de Cáncer del cual la luna es su
regente. Para los que no entienden de astrología, la luna simboliza el cuerpo
emocional y determina el flujo de las aguas en las plantas, en las personas, en
el planeta. Cáncer como signo zodiacal es de naturaleza femenina porque encarna
ese rol de nutrir y sustentar, de cuidar y de defender el hogar, la base de la
existencia, el nicho en que se desarrolla y se asegura la vida.
Según la autora de este ensayo,
gracias a descubrimientos de la era Neolítica en Europa, se logra evidenciar
una sociedad orientada hacia un modelo asociativo y de reverencia hacia la
Diosa como entidad divina. Este modelo de sociedad se diferencia del modelo que
ha tenido la civilización de los últimos 5.000 años: el del dominador, que ha
creado un mundo disociado y desconectado de la espiritualidad inherente a todo ser humano, al institucionalizar esa
conexión tan cotidiana y personal utilizando jerarquías e intermediarios, generalmente
hombres, que se atribuyen poseer una verdadera relación con Dios y que los demás
han de tenerla de acuerdo a su mandato.
Especialmente las mujeres han
estado sometidas y des empoderadas para ejercer libremente esa relación que
nace con nosotros porque en esencia somos seres espirituales. Aún así, han
resistido en silencio como también han desafiado abiertamente este sistema represor. Gracias
a esta energía femenina estamos de nuevo
frente a la posibilidad de recrear una sociedad más igualitaria que nos permita
recuperar la sacralidad de lo cotidiano y la cosmovisión de la Diosa como la misma
Creación. Aquellos modelos asociativos no eran matriarcados como se ha creído sino
sociedades que tenían una visión donde todo lo existente pertenecía a la Gran
Madre, sus hijos eran divinos fueran hombres o mujeres. Todo acto por más
elemental estaba imbuido de un sentimiento sagrado por esa conciencia de
conexión profunda a la Vida, a su belleza y misterio, el milagro mismo de vivir
era un asombro, un acto de gratitud.
Ante el desastre ecológico al que
nuestra sociedad moderna ha llevado al planeta, nuestro hogar, es
imprescindible vislumbrar la posibilidad de una sociedad con una visión
integradora que recupere la conexión de la espiritualidad con la naturaleza que
es la expresión de la vida misma a la que todo ser vivo pertenece.
Esta reconexión es necesaria para
redimir el sentido de la vida sobre la Tierra, en comunidad con las especies de
fauna y flora que son nuestro hábitat y en comunidad entre hijos de la Gran
Madre que somos todos. Esta es la verdadera noción espiritual de esta nueva era
de Acuario y es compatible con el derecho a la igualdad social entre géneros
que vemos actualmente, con la defensa del medio ambiente y de los núcleos de población
desprotegida, desplazada y victimizada, que clama su rol histórico no para
competir por un poder institucional pero si para ser creadores de su destino
como lo manifiestan hoy los jóvenes de las primeras líneas.
La Gran Madre encarna el poder de
nutrir, sustentar y proteger lo más sagrado y necesario que es la Vida misma.
Reconocer su sabiduría en la resistencia y resiliencia que logran los
ecosistemas agredidos y en las asociaciones de personas alrededor de su
necesidad de seguridad y estabilidad para así poder crear y realizar el sueño
de una sociedad en paz y armonía es lo que tenemos que entender esencialmente
de todo lo que observamos sucede en nuestro país y en el mundo.
Que esta luna llena del 24 de
junio sea la oportunidad de sintonizarnos con una noción y un sentimiento
religioso ( re-ligar, reconectar), en un
sentido ecuménico, integral, solidario, empático, donde nos conectemos en lo
que nos une y no en lo que nos separa y experimentemos el abrazo de la Madre
Divina que nos invita a través del reflejo pleno de la luz del Sol y de varios
planetas retrógrados, a ser conscientes
y a revisarnos profundamente para darnos cuenta que somos Uno, somos una misma
energía, una familia, una comunidad, una nación, un planeta.