Si
entendemos cómo la energía de nuestro universo local determina las pautas de
comportamiento personal y también social, podemos guiarnos a través de su
significado en la reflexión y en la acción. Es absolutamente fascinante como
podemos ver a través de los aspectos que forman los planetas personales y
transpersonales las manifestaciones de sus energías en el tiempo/espacio del planeta
Tierra gracias a su correspondencia con la realidad.
Las
preguntas que suscite este enunciado pueden hacerlas aquí para responder y
participar así en la exposición y discusión de temas trascendentes y de
actualidad.
A partir de la
conjunción Júpiter / Saturno en 2020 comienzan doscientos años de
configuraciones astrales en signos de Aire después de doscientos en signos de
Tierra: esto qué significa? Que estamos cambiando en términos globales y que
esos cambios de la sociedad humana nos seguirán afectando a nivel más general
que particular debido al protagonismo de los planetas transpersonales.
Lo que es arriba es abajo y viceversa: las energías del planeta están siendo determinadas por los aspectos entre ellos, configurando fenómenos colectivos,
sociales y mundiales, lo que nos regirá en esta década 2020-2030 de conmoción y
restricción para una nueva era de renovación.
Estarán aspectadas de tal manera por Plutón en Acuario (aire), Neptuno con
Saturno en Aries (fuego) y Urano en Géminis (aire) formando un trígono hasta el
2028 cuyo sentido consiste en determinar por el resto de esta década, la
energía del planeta enfocada en lo social:
“Esta
figura de aspectos armoniosos permanecerá activa durante varios años y proveerá
un apoyo muy bienvenido a los cambios sociales de la época de aire”. https://www.astro.com/news/nl_news2507_s.htm
“Este nuevo gran
ciclo Saturno-Neptuno se abre con un pequeño gran trígono con Plutón y Urano,
que es una configuración muy armónica y por tanto, relativamente poco propicia
a rupturas radicales y traumáticas…Es posible que nos encaminemos hacia el
nacimiento de una nueva humanidad bajo los auspicios de un recién nacido
(Aries) orden (Saturno) mundial (Neptuno)”. Millán, p.208
La conjunción Saturno/ Neptuno en Aries que va a estar configurándose por un
año, va a estar movilizando esas dos energías contrastantes: Neptuno, el alma
inconsciente y colectiva, el alma popular erosionando las estructuras fijas,
jerárquicas y de control de Saturno: “Saturno retiene y da forma, mientras que
Neptuno deja ir, disuelve las formas. Saturno estructura, mientras que Neptuno
deshace las estructuras. El uno contiene, el otro disuelve todas las redes de contención”.
Millán, p.205
“La
conjunción de Saturno y Neptuno anuncia una fase turbulenta. Comienzan ahora
procesos a menudo caóticos y complejos, que son particularmente visibles en los
acontecimientos colectivos. El tema subyacente es un profundo conflicto entre
ideales y la realidad”. https://www.astro.com/news/nl_news2507_s.htm
Esta
conjunción Saturno-Neptuno la posee nada menos que Putin en su carta natal, el
presidente de China y los países de Colombia y España. “La última vez que se encontraron estos dos
planetas fue en Capricornio en 1989. Las turbulencias de esos tiempos, como la
caída del muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética, todavía reverberan
en el presente”.https://www.astro.com/news/nl_news2507_s.htm
“Paradójicamente, el
lado positivo de esta cualidad del tiempo incluye a la actual desilusión. Los
sueños que ahora se disuelven dejan atrás el espacio donde puede manifestarse
el nuevo espíritu de los tiempos, un nuevo mito colectivo. Esto se relaciona la
cualidad de Aries, dinámico, tenaz, asertivo y pionero, así como su lado
sombrío, impaciente, fanático, y guerrero”. https://www.astro.com/news/nl_news2507_s.htm
Por otro lado, cada vez que Urano entra en Géminis (a partir del 7 de julio),
Estados Unidos se encuentra en guerra porque tiene a ese planeta, de energía
disruptiva y revolucionaria, en ese signo en su carta natal y así ha sucedido
cada vez que Urano vuelve a esa posición (Urano se demora 7 años en cada uno de los doce signos, por lo tanto, retorna cada 84 años), como sucedió para su independencia como colonia, para la guerra civil de Secesión y para la II Guerra Mundial, tres tránsitos astrales y ahora va para el cuarto, según
el astrólogo español, José Millán.
Aries, el signo de la acción impulsiva, comienza el circuito energético del
Zodíaco con el comienzo del año astrológico en el equinoccio el 21 de marzo
después del último signo que es Piscis y debido a que Saturno y Neptuno están
transitando de Piscis a Aries, estos tiempos tienen ese aire de final, esa
atmósfera apocalíptica.
Neptuno que
dura 14 años en cada signo, despierta en Aries el sueño colectivo sumido previamente en la
religión y en una espiritualidad sometida a creencias (el signo Piscis, del
cual además Neptuno es su regente), para ir a la acción y recuperar el sentido
de estar encarnados como almas en un plano terrestre recordando nuestro origen
y propósito trascendente. El protagonista de este proceso de conciencia es el
individuo (Aries) en su ámbito social, en su conciencia de pertenencia al todo,
en la asimilación de su papel como gestor de una nueva era de activismo
espiritual, de iniciativa personal.
Saturno en
Aries le da forma y estructura a este movimiento de masas concibiendo medios alternativos
de gestión del individuo en la sociedad lejos de lo institucional y jerárquico,
“una exaltación del individualismo basada en la voluntad propia de vivir independientemente
de los otros, de contar con los propias energías y recursos frente a la vida”. “Saturno
en Aries implica que cada uno tiene que responsabilizarse de si mismo sin
esperar que el colectivo le libere o mantenga”. Millán, p.207
La energía ariana empodera al individuo rompiendo tabúes y confrontando lo
viejo y caduco de una sociedad ya fragmentada y distópica para re-estructurar
una nueva forma de conciencia social cuyos ideales los define un Neptuno en
Aries que busca justicia y nos invita a encarar una visión con sentido social y
altruista, con la fuerza de transformación que concede Plutón en Acuario, donde
las fronteras de la mente se expanden gracias al avance tecnológico que nos
conecta como humanidad ( Acuario, el aguador) para restaurar el sentido de la
existencia más allá de ideologías y religiones y más acá, en una connivencia
con la Madre Tierra que nos sostiene y alimenta.
Hoy se enfrentan los tres regímenes que representan “las religiones del libro”
que los identifican: Israel (judaísmo), Estados Unidos e Irán (cristianismo
e islamismo fundamentalistas) en el territorio del Medio Oriente, donde surge
el conflicto original de este último ciclo histórico de nuestra humanidad. Esta
atmósfera guerrerista por el poder de las armas nucleares tiene en vilo al
mundo entero y es muy propia de Aries cuyo regente es Marte.
Aries no es Libra, ambos forman el eje cardinal del Zodiaco, no negocia sino que confronta,
por lo tanto, tendremos constantes amenazas a la cercenada paz mundial todo este año mientras los planetas transpersonales que se mueven lento
induciendo cambios en lo social, entran y salen respectivamente de los signos
Piscis a Aries (Saturno y Neptuno) y de Tauro a Géminis (Urano) durante el resto
de 2025, entre los elementos Tierra-Agua a Fuego- Aire!
Durante esta conjunción Saturno/Neptuno, la energía de Saturno provocará
desilusión por lo vivido pero Neptuno con la suya propia nos permitirá una
nueva narrativa de contenido ariano e intransferible, para la creación de
espacios personales apartándonos de las estructuras de gobierno para instaurar
dentro del estado nación al que pertenezcamos, nuestro propio estado del cual
solo nosotros somos responsables.
Para esta década,
viviremos eventos de sacudidas con sensaciones de incertidumbre y ansiedad, salidas
y entradas a los signos donde finalmente el pequeño gran trígono se estabilizará
de una manera fluida y sostenida, canalizada por Saturno durante los años
2025,2026 y parte de 2027.
(Continúa...)
Notas:
Comentarios y citas basados en el libro Astrologia para el Nuevo Orden Mundial de José Millán Ed. Planeta, 2024- Ver su canal en YouTube
Mis dos últimos blogs tienen relación con éste y con los que vendrán, constituyéndose en un paradigma que, gracias a los elementos astrológicos, conforma una visión complementada desde el análisis antropológico y espiritual de la realidad profundamente cambiante a la que estamos abocados en este siglo XXI.