martes, 17 de septiembre de 2013

Caminando entre dos Mundos (2)

 
Me senté en la orilla , con el cuerpo dentro del agua. El mar estaba calmado, el agua transparente, el fondo arenoso, las piedras, los pedazos de coral se veían claramente. Comencé mi rito de conectarme al agua , de sentirla y percibirla, consciente de estar en ese elemento. El sol y el cielo conjugaban y mi cuerpo comenzó a jugar como siempre lo hago, movimientos de piernas y brazos, volteretas, flotaciones, fluyendo graciosamente en una danza espontánea. En mi ser, la conciencia de la fuerza vital del agua y de sus habitantes, pequeños y grandes, ese mundo acuático y sumergido. Me sentí sobrecogida por su belleza y su misterio, y me vi en actitud mística y sagrada, los mudras en movimiento iban fluyendo y ante el mar y el cielo, mi espìritu se fundía en una sola voz, un propósito, una intención de sanar y limpiar , de liberar y purificar esa agua...Luego, noté que una y otra vez, con pausas, el mar me contestaba trayendo más olas, más corriente, como si reviviera, manifestando de ese modo, la respuesta a mi oración...


Avanzando en el camino espiritual donde aprendimos a mirarnos con los ojos de la conciencia y a escucharnos con los oídos del corazón, a reconocer que el mundo interior se refleja en el mundo exterior y que éste ultimo nos ayuda a descubrirnos, comenzamos a entender en qué consiste la integración de nuestro ser inferior y superior a través de la conciencia del pensar, sentir y hacer, de manera coherente.

El ser superior es nuestro ser en un nivel de mayor conciencia, por lo tanto es más expandido y por ello, no tan accesible si vivimos prestando demasiada atención al ser inferior, que suele identificarse con el ego. Este ego es una construcción necesaria del desarrollo del ser pero termina acomodándose porque la cultura está proyectada a perpetuarlo. El camino espiritual ayuda a desenmascarar ese ego y a diluirlo, poco a poco y con mucho celo y gracia. Su disolución gradual o total suele generar crisis que son saludables si la perspectiva es la de adquirir una mayor expansión de conciencia. 
De ese modo, entendemos que el sufrimiento (que producen los des-ap-egos), son un medio de crecimiento para el alma, para el ser en camino a reencontrarse con su esencia.

Cuando no estamos divididos por el ego que con su juicio nos mantiene en el juego de la dualidad, sino que pensamos, sentimos y actuamos de manera más coherente e integrada, comenzamos a entender de qué se trata la conciencia de pertenencia a una unidad mayor que la de individuo y familia, sociedad y nación o cultura : una conciencia de unidad por la integración del ser superior con el ser inferior y una conciencia planetaria por que expandemos nuestro campo de percepción.

Con esta visión recuperada, ya que por origen divino somos UNO con Dios, Fuente Suprema o Gran Espíritu,  podemos captar la existencia de las dimensiones de conciencia como una realidad actual y experimental.

Porque estos tiempos que atravesamos son también el camino entre dos dimensiones, un camino de ascensión en el que elevamos nuestra vibración de una dimensión a otra con mayor facilidad y esa posibilidad nos hace conscientes de nuestra multidimensionalidad.

Existimos en varias dimensiones…! Podemos ascender en el eje vertical de conexión* de manera cada vez más expandida para abarcar nuestra multidimensionalidad. Lo experimentamos de muchas formas, cada cual en su momento, puede darse cuenta de cómo fluimos de la primera a la novena*, pasando por la tercera dimensión que es donde en mayoría, nos encontramos. Gracias a nuestra gravedad, todas las dimensiones se mantienen alineadas en el eje de conexión que va del centro del planeta al agujero negro del centro de la Vía Láctea.

El núcleo cristalino del planeta es la dimensión más densa, nuestra primera dimensión: 1D. Está gobernado por la gravedad, esa maravillosa y potente fuerza que  vibra más intensamente en el corazón de la tierra y que desde allí hasta la corteza, conforma la segunda dimensión, 2D, el mundo telúrico, cuyos guardianes son los elementales, inteligencias radioactivas, químicas, minerales, virales y bacteriales. Por el movimiento del planeta, estas fuerzas suben a la superficie y se transforman en la tercera dimensión, por el poder de la atmósfera.

La tercera dimensión, 3D,  es la que posibilita lo que llamamos vida. En la superficie estamos a merced de una fuerza gravitacional y a radiaciones de composición eléctrica conformando campos y cuerpos electromagnéticos.

La conciencia de esta multidimensionalidad de la realidad espiritual es lo que ha posibilitado el desarrollo de una nueva física más orientada a ver el mundo real no tan mecánico y material sino más energético y de cualidades más espirituales . Solemos confundir este término espiritual con las creencias religiosas pero realmente solo significa la cualidad menos densa, más diáfana y sutil de las dimensiones cuarta, quinta y sexta, séptima, octava y novena. Estas dimensiones están menos sujetas a la gravedad pero igualmente se desenvuelven a partir del eje anclado al centro del planeta como cadenas de existencias posibles, siendo el número de dimensiones, las cualidades de manifestación de la luz-o conciencia- para ser aprehendidas en este plano de existencia-aquí y ahora-*.

Las tradiciones más antiguas de la humanidad han poseído el mismo conocimiento aunque lo hayan codificado, explicado y entendido con otro lenguaje. Y han incluído herramientas y métodos para acceder a estas dimensiones con un término que se conoce como Iluminación (Visión), que tiene que ver con elevar la vibración de lo denso a lo sutil, del cuerpo físico al emocional y mental y a los cuerpos cada vez más sutiles-causales, búdicos, átmicos-.

Hoy en día es más fácil. Lo esotérico se ha vuelto exotérico, hay información y conocimiento al servicio de la Humanidad pues estamos en la Era de Acuario*, simbolizada con el Aguador, el que vierte el conocimiento y lo brinda a los seres para que despierten de un sueño de miles de años, para que inauguremos el ciclo de la luz, del Nuevo Sol.

Hay muchos seres despertando de muchas maneras y de la manera más eficaz: la que toca a tu puerta personal, propia, íntima. La que genera crisis : en la pareja, en la familia, en el rol social y público, en la salud, en el bolsillo. A todas esas situaciones se les dice oportunidades. Para cambiar, para retomar el camino espiritual : el de la transformación a través de la vivencia personal de aprender a mirarnos y a escucharnos no por cuenta de los demás pero por nuestra propia vía para iluminarnos y poder ascender en la conciencia de unidad y multidimensionalidad como energías que somos y que nos corresponde como humanos, hijos de la Madre Tierra, a la que pertenecemos facilitándole asi mismo, a ella, su propia ascensión ya que somos UNO con ella, fractales holográficos todos y cada uno de nosotros.

En la medida en que recuperamos nuestra esencia espiritual contribuimos con el re-ordenamiento de las dimensiones gracias a los avances científicos que unifican el conocimiento de lo físico y lo metafísico y posibilitan el fenómeno de la transmutación.

Las ceremonias que se hacen durante importantes eventos y ciclos cósmicos-solsticios y equinoccios, ciclos planetarios y fases lunares-que indígenas (nativos)* han tenido como tradición, son prácticas que fluyen con el ritmo de la vida y evocan sentimientos de amor hacia la tierra y los elementos que posibilitan sanar las heridas causadas a la tierra al explotar su  mundo elemental (minería, refinerías, manipulación  de la radioactividad).

La misma escucha de nuestro cuerpo al enfermarse permite reconocer cómo resonamos (vibramos y respondemos) a los elementos de la 2D que nos constituyen y podemos transmutarlos para sanarnos y sanar, a la vez, el planeta.

El propósito principal de estos tiempos es el de elevar las frecuencias de energía del planeta en consecuencia con la metamorfosis cósmica llevando a la Tierra, nuestra nave, a una dimensión superior de conciencia.

Para muchos autores y canalizadores, trabajadores de la luz y meditadores, este es el fenómeno de ascensión que implica ir de la tercera dimensión a la quinta, un movimiento que ya se percibe en muchos y en la conciencia del planeta. Un camino entre dos mundos que se desarrolla en la medida en que los códigos de luz del corazón de Mamá Galaxia penetran en nuestra atmósfera y nos sintonizan con el nuevo ciclo que se reinicia como oportunidad para ascender del cuerpo inferior a los cuerpos superiores, de la oscuridad a la luz, de la 3D a la 5D.

En la próxima entrada, hablaremos de este episodio de la historia que escribimos mano a mano, corazón a corazón, espíritu a espíritu! Y con el regalo del libre albedrío!

Notas :
*El eje de conexión consiste en la alineación energética que tenemos con la Madre Tierra y la Vía Láctea.

*Cuántas dimensiones existen? Eso depende del canal de información. Para los pléyadianos (seres de la Pléyades), son 9 : de la 1 a la 3, de la 4 a la 6, de la 7 a la 9, siendo la 10D la conexión a un universo mayor.

*La 4D es el umbral a las dimensiones más sutiles donde no hay corporalidad. Se asocia con la esfera emocional y mental inferior, donde se plasman las creencias y arquetipos que nos gobiernan y por medio de los cuales estamos sujetos al karma. Al recuperar nuestro poder personal, emergemos de la polaridad de las dimensiones anteriores y podemos acceder a la 5D que está caracterizada por ser el reino del Amor, la posibilidad de amar y crear ya sin condicionamientos, sino con plena libertad y en ejercicio de la verdad vivenciada por ese sentimiento. La 6D es el proveedor de la matriz geométrica de da origen a la manifestación en la 3D y donde se ancla la esfera de la mente superior. La 7D es la luz fotónica y el sonido, la 8D, la Mente Divina, la 9D es el puente a radiaciones de dimensiones superiores.

*Era de Acuario :  La Tierra tarda casi 26.000 años(ciclo de la precesión de los equinoccios) en recorrer las doce constelaciones del Zodíaco. Los signos zodiacales determinan las eras mundiales por las que pasa la Tierra cada 2.160 años constituyendo un telón de fondo que otorga características a eventos específicos de cada era que vive la Humanidad. Según esto, la actual era de Piscis comenzó hace dos mil años y ya estamos entrando a la Era de Acuario. Es la llamada New Age, la Nueva Era del despertar espiritual, de la apertura del conocimiento velado por siglos para el ensanchamiento y evolución del ser humano de manera integral.


*Indígenas, nativos, seres que aún conservan la conciencia de unidad con la naturaleza.

Fuente Consultada : Barbara Hand-Clow (The Pleiadian Agenda, The Alchemy of Nine Dimensions)

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