jueves, 31 de diciembre de 2015

TIEMPOS DE SILENCIO…


De observar y evidenciar pero sin expresar. Tiempos de tirar el ancla y quedarnos quietos, en meditación…

Los que vinimos a este mundo a crear conciencia, comenzamos con nosotros mismos. Con cada vida hemos ido labrando un único propósito que es estar cada vez más cercanos a la fuente original, a nuestra esencia divina.

Muchos son los que estamos en esta vida actual de tercera dimensión sobre el planeta Tierra en esa misión pues nuestra alma sabe que estamos en un momento ideal para la transformación debido al ciclo ascensional de la evolución de nuestra Madre Tierra.

Con el aprendizaje que vamos obteniendo podemos actuar ante otros de manera que despierten su estado a uno de más apertura y de más luz.

Aunque sepamos que nuestro trabajo interior no se conquista por medio del ego, otros pueden captarlo así, solo por el hecho de que su ego está alerta. Para no caer en reacción evasiva o conflictiva es necesario saber silenciarnos a tiempo. El que no está mirando hacia adentro, se siente atacado por su incapacidad momentánea o constante de ubicarse en su centro y su respuesta viene del ego. Muchas veces nos extendemos en explicaciones o justificaciones pero ante el ego de otro es mejor callar.

La ruta del que no nace maestro y se hace maestro es difícil por esta razón.

El mundo del ego es oscuro porque se centra en sí mismo, en sus creencias y juicios. Iluminar en esos espacios es riesgoso pero es parte de lo ineludible que hace a esta misión de ser maestro, un trabajo de joyero para ir puliendo su propia piedra cada vez que eres incomprendido e interpretado bajo los ojos del ego.

Sin embargo, cuando te haces maestro, te encuentras otros en el camino con el mismo propósito. Y con ellos aprendes porque reconoces en ellos, un espejo. Allí está la prueba del nivel de comprensión que has ido obteniendo. Porque no es por medio del ego con que los miras sino por medio de tu propia luz de conciencia que reconoce en ese otro, algo que necesitas para brillar más.

En esta ruta, los discípulos también van haciendo su camino y por etapas, brillan y captan más luz, por otras se duermen y se apagan. Es fácil reconocerlo porque ya has pasado por allí. Y porque tú, como ellos, también estás cumpliendo con tu evolución y eso te permite ver con más claridad y sentir con mayor compasión.

Cada obstáculo superado es señal de un salto en conciencia. Vale más afrontar que eludir y desde luego, dice más de una persona su actitud de reconocimiento y disposición a cambiar que el obstáculo mismo. Así que sea un rasgo de carácter, un hábito, una adicción,  lo que vale es girar el botón y sintonizar otra frecuencia.

El Ser es el objetivo del que se hace maestro: estar cada vez más situado en el ser, atemporal y libre de  las reacciones de los otros, de sus limitaciones frente a la concepción de la evolución de la conciencia.

Es preciso alimentarnos de las experiencias de aquellos que caminaron por el sendero del espíritu haciéndose maestros reconocidos y humildes ante la sabiduría divina que cada día viene a nosotros en la medida que mantenemos la conexión al Ser Superior a través del cual ésta fluye.

El camino de hacerse maestro es solitario. Tradicionalmente, el que se está haciendo maestro, tiene un Maestro. Pero muchos vinimos a esta vida con la misión  de no continuar siguiendo a otro sino de crear en esta vida un camino interior por medio de oportunidades que se presentarían para expandir la conciencia. El  Maestro es la Vida misma: las pruebas kármicas  personales y sociales, las relaciones familiares y de pareja, las experiencias profesionales, la labor del servicio, y en mi caso como maestra de yoga, enseñando y facilitándole a otros su despertar a sanar y crecer en conciencia.

Es un camino que pasa por varios ciclos. Y en cada ciclo, se gana y se pierde algo. Se gana luz y se pierden apegos, relaciones, expectativas…En cada final de ciclo se entra en un periodo de oscuridad con aceptación y humildad para filtrar experiencias y limpiar las cargas resultantes del trasegar por el mundo.

Al final de un ciclo, se teje el comienzo de otro. Se reconoce allí la perfección y la sabiduría de la creación.

Al final de un ciclo, el sol se demora en salir. Como el animal que hiberna, el cuerpo, mente, corazón y alma se entregan al refugio de la tierra, húmeda y fría, para esperar la luz del nuevo sol.

Al interior, una voz sabia nos ayuda a entender que cada obstáculo es para superar entregándose a la experiencia  pues entre menos se luche, más fácil se conquista toda prueba.

Por ello, en el silencio y la apertura al mundo divino de la meditación se encuentra la oportunidad de obtener una visión clara y un corazón limpio. De estar neutro, centrado y resonando con el pulso de la vida tal como es.

Para asi, emprender el sendero con nuevas energías!

A las puertas del corazón
Oh luz interior, eres Adi Guru,
El maestro de los maestros previos,
Guía mi conciencia, ayúdame a contener tu luz

Om Shanti Shanti Shanti


3 comentarios:

  1. Amiga !!! Feliz año nuevo 2016.... Sentí mucha empatia con tu reflexión .... Parece fácil ese camino pero realmente es de mucha atención ... Ciertamente el silencio,la meditación y la atención son nuestras verdaderas herramientas de evolución ... Te recuerdo con mucho cariño ... Abrazos desde el corazón 🌈🌹💚💕💓

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