De
observar y evidenciar pero sin expresar. Tiempos de tirar el ancla y quedarnos
quietos, en meditación…
Los que
vinimos a este mundo a crear conciencia, comenzamos con nosotros mismos. Con
cada vida hemos ido labrando un único propósito que es estar cada vez más
cercanos a la fuente original, a nuestra esencia divina.
Muchos son
los que estamos en esta vida actual de tercera dimensión sobre el planeta
Tierra en esa misión pues nuestra alma sabe que estamos en un momento ideal
para la transformación debido al ciclo ascensional de la evolución de nuestra
Madre Tierra.
Con el
aprendizaje que vamos obteniendo podemos actuar ante otros de manera que
despierten su estado a uno de más apertura y de más luz.
Aunque
sepamos que nuestro trabajo interior no se conquista por medio del ego, otros
pueden captarlo así, solo por el hecho de que su ego está alerta. Para no caer
en reacción evasiva o conflictiva es necesario saber silenciarnos a tiempo. El
que no está mirando hacia adentro, se siente atacado por su incapacidad
momentánea o constante de ubicarse en su centro y su respuesta viene del ego.
Muchas veces nos extendemos en explicaciones o justificaciones pero ante el ego
de otro es mejor callar.
La ruta
del que no nace maestro y se hace maestro es difícil por esta razón.
El mundo
del ego es oscuro porque se centra en sí mismo, en sus creencias y juicios.
Iluminar en esos espacios es riesgoso pero es parte de lo ineludible que hace a
esta misión de ser maestro, un trabajo de joyero para ir puliendo su propia
piedra cada vez que eres incomprendido e interpretado bajo los ojos del ego.
Sin
embargo, cuando te haces maestro, te encuentras otros en el camino con el mismo
propósito. Y con ellos aprendes porque reconoces en ellos, un espejo. Allí está
la prueba del nivel de comprensión que has ido obteniendo. Porque no es por
medio del ego con que los miras sino por medio de tu propia luz de conciencia
que reconoce en ese otro, algo que necesitas para brillar más.
En esta ruta,
los discípulos también van haciendo su camino y por etapas, brillan y captan
más luz, por otras se duermen y se apagan. Es fácil reconocerlo porque ya has
pasado por allí. Y porque tú, como ellos, también estás cumpliendo con tu
evolución y eso te permite ver con más claridad y sentir con mayor compasión.
Cada
obstáculo superado es señal de un salto en conciencia. Vale más afrontar que
eludir y desde luego, dice más de una persona su actitud de reconocimiento y
disposición a cambiar que el obstáculo mismo. Así que sea un rasgo de carácter,
un hábito, una adicción, lo que vale es
girar el botón y sintonizar otra frecuencia.
El Ser es
el objetivo del que se hace maestro: estar cada vez más situado en el ser,
atemporal y libre de las reacciones de
los otros, de sus limitaciones frente a la concepción de la evolución de la
conciencia.
Es preciso
alimentarnos de las experiencias de aquellos que caminaron por el sendero del
espíritu haciéndose maestros reconocidos y humildes ante la sabiduría divina
que cada día viene a nosotros en la medida que mantenemos la conexión al Ser
Superior a través del cual ésta fluye.
El camino
de hacerse maestro es solitario. Tradicionalmente, el que se está haciendo
maestro, tiene un Maestro. Pero muchos vinimos a esta vida con la misión de no continuar siguiendo a otro sino de crear
en esta vida un camino interior por medio de oportunidades que se presentarían para
expandir la conciencia. El Maestro es
la Vida misma: las pruebas kármicas
personales y sociales, las relaciones familiares y de pareja, las
experiencias profesionales, la labor del servicio, y en mi caso como maestra de
yoga, enseñando y facilitándole a otros su despertar a sanar y crecer en
conciencia.
Es un
camino que pasa por varios ciclos. Y en cada ciclo, se gana y se pierde algo.
Se gana luz y se pierden apegos, relaciones, expectativas…En cada final de
ciclo se entra en un periodo de oscuridad con aceptación y humildad para
filtrar experiencias y limpiar las cargas resultantes del trasegar por el mundo.
Al final
de un ciclo, se teje el comienzo de otro. Se reconoce allí la perfección y la
sabiduría de la creación.
Al final
de un ciclo, el sol se demora en salir. Como el animal que hiberna, el cuerpo,
mente, corazón y alma se entregan al refugio de la tierra, húmeda y fría, para
esperar la luz del nuevo sol.
Al
interior, una voz sabia nos ayuda a entender que cada obstáculo es para superar
entregándose a la experiencia pues entre
menos se luche, más fácil se conquista toda prueba.
Por ello, en
el silencio y la apertura al mundo divino de la meditación se encuentra la
oportunidad de obtener una visión clara y un corazón limpio. De estar neutro,
centrado y resonando con el pulso de la vida tal como es.
Para asi,
emprender el sendero con nuevas energías!
A las puertas del corazón
Oh luz interior, eres Adi Guru,
El maestro de los maestros previos,
Guía mi conciencia, ayúdame a
contener tu luz
Om Shanti
Shanti Shanti
Om Shanti
ResponderBorrarAmiga !!! Feliz año nuevo 2016.... Sentí mucha empatia con tu reflexión .... Parece fácil ese camino pero realmente es de mucha atención ... Ciertamente el silencio,la meditación y la atención son nuestras verdaderas herramientas de evolución ... Te recuerdo con mucho cariño ... Abrazos desde el corazón 🌈🌹💚💕💓
ResponderBorrar☺☺☺☺☺☺☺☺
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