lunes, 2 de mayo de 2022

LA REVOLUCION DESDE ADENTRO(II)

                                                

La pandemia o estado de emergencia languidece y volvemos a la normalidad que perdimos…será cierto que la nueva normalidad perdió vigencia al retornar a ésta que se ha ido instalando poco a poco?

 

No podemos ignorar que los tiempos de pandemia nos afectaron dejando experiencias novedosas, tristes o satisfactorias. En cuanto a mi, creo que ahondé en procesos urgentes en mi alma a la que en ese aislamiento obligatorio, logré escuchar con más claridad. Por lo general, la vida nos habla de muchas formas pero siempre escuchamos lo que va de la mano con la vida actual y cotidiana y apartamos cualquier aviso que se presente si no hace parte del compromiso con las acciones y relaciones inmediatas. O al menos lo posponemos. La pausa que nos posibilitó la pandemia fue determinante para muchos.

A la mayoría de las personas, la vida las va dirigiendo ya que saber qué hacer de acuerdo a lo que la vida les muestra, es un talento que suele adquirirse con la experiencia, más aún si ya no estamos supeditados a programaciones fijas. Es normal tener temor a los cambios porque vivimos en sociedades que nos controlan y en vidas que creemos controlar. Esas situaciones parecen convenirnos porque la repetición y su hábito, a pesar de lo monótono que pueden ser, brindan seguridad. Y la vida social ha estado enfilada a esa seguridad que llamamos progreso y que trae supuestamente éxito al obtener lo que se nos ha creado como requisito para vivir acorde a las normas sociales.

Difícil siempre ha sido sacudirse de éstas y pretender cambiarlas! Pero cuando la sociedad misma entra en estado de congelamiento o al menos, así lo experimentamos como realidad personal, algo inédito surca en nuestro campo de energía que es colectivo y por ello adquiere una trascendencia sinigual a la que puede sucederle solo a un individuo.

Siempre necesitaremos que aquello que nos motiva a un cambio surja de nuestro interior para que podamos identificarnos con ello. Sin embargo, muchos de los trazados que le damos a la vida tienen más peso familiar y social que personal y autónomo; pero algo mucho más grandioso sucede cuando captamos que todo un colectivo comienza a responder a los mismos denominadores comunes de su existencia en la Tierra.

Quién puede hoy en dia aislarse del cambio climático y de la urgencia que amerita una respuesta de la sociedad humana?

Quién puede hoy negar las necesidades creadas que nos brinda una sociedad consumista?

Cómo no ver la contradicción entre economía e inequidad?

Cómo negar los fenómenos de corrupción a un nivel cada vez mayor en las instituciones?

Estas cuestiones ejemplarizan lo afectados que estamos todos en esta sociedad global en la que vivimos y experimentamos como colectivo, más allá de las diferencias que nos asisten como países, culturas, tradiciones, ideologías, etc.

Cada vez son más evidentes los hechos que señalan contradicciones en la estructuración de una sociedad basada en un exceso de materialismo que nos lleva a la entropía.

Hay muchas voces surgiendo y planteando nuevas rutas para diseñar futuros más elocuentes y menos dañinos con el planeta que habitamos y más amorosos con los otros que vemos como diferentes. Esas voces resuenan en nosotros porque cada vez más el campo de energía que nos envuelve es más nítido y claro en manifestarse. Y porque a la vez en nosotros mismos se opera el fenómeno de una conciencia más sensible, expandida y abierta a captar vibraciones superiores a nuestros pequeños egos…Y esto sucede a una escala cada vez mayor que nos hace creer en verdades eternas, anidadas en el alma, que despiertan y resuenan dándonos un nuevo principio de realidad.

Esta vez no me remitiré a las profecías ni a los cambios planetarios…!

Simplemente quiero rescatar esa voz interior que se manifiesta con poder para hacernos despertar a un presente que nos conduzca al futuro que necesitamos para instalar la armonía y la paz con las cuales se construye y se crea la vida después de las tormentas.

Escucharla es lo que tenemos que hacer partiendo de nuestra propia vida que tiene que ver con la forma como elijo relacionarme con el entorno natural, familiar, colectivo; si mis acciones nacen de la coherencia entre mi pensar y sentir; si no generan daño ni ofensa sino que por el contrario son solidarias y compasivas. Cuando nos alineamos con esa verdad interior que es el alma, brotan manifestaciones y actos genuinos y auténticos y nace y crece la confianza para empoderarnos sin necesidad de secuestrar el poder de otros.

Empezamos a aprender de la humildad que requiere reconocer nuestros errores, respetar las diferencias y solidarizarnos con los débiles de cuerpo y espíritu. Aprendemos a decir no y a seguir nuestro camino. Y entendemos que las instituciones no son las personas y esas personas al no identificarse con ellas, deberán dar el paso al llamado de su verdadero ser. Y así, al ir afianzando el coraje que nos da escucharnos y la fuerza que nos empuja a esa verdad que tiene un eco en el exterior, podremos cambiar el mundo.

La creatividad que surge en la inspiración será para sembrar futuros que siempre hemos soñado y para que nazcan, hemos tenido que atravesar tiempos oscuros de ignorancia y sometimiento a egos mayores y poderosos. Gracias a superar el sufrimiento es que cruzamos el umbral a un nuevo estado de ser y de allí a la posibilidad de crear el sueño amamantado durante siglos.

En el mundo actual hay mucho aprendizaje cosechado en estos dos años pasados. Aparentemente, es la misma sociedad normatizada existente antes de la pandemia. Pero en esencia cada uno ha vivido lo que necesitaba para escuchar su interior. Y creo profundamente que esa escucha nos congrega, nos conecta y nos conduce a la nueva humanidad.

Una nueva humanidad que vinimos a construir!

 

                                      





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